El Elogio del Horizonte fue construido en 1990 por el arquitecto Eduardo Chillida en lo alto del Cerro de Santa Catalina y desde entonces se ha convertido en uno de los símbolos más visitado de la ciudad. Está hecha de hormigón armado, pesa 500 toneladas y tiene unos diez metros de altura.
El Elogio del Horizonte, con su color gris destaca sobre el azul del mar y del cielo y sobre el verde de la hierba en la que está asentado. Tiene una forma curiosa, con sus dos grandes pilares sobre los que se apoya una elipse abierta, como recreando un gran abrazo. Lo más curioso es que no sólo tiene formas y volúmenes, tiene también… ¡sonido! Es algo que encanta a los niños y a los mayores, por eso decimos que es una escultura mágica.
Para escuchar su magia tienes que colocarte justo en el centro y cerrar los ojos… escucharás el ruido de las olas rompiéndose contra las rocas, pero el sonido proviene de la zona superior derecha de la escultura. Es una sensación fascinante porque sabes que el mar rompe muchos metros más abajo.