El largo camino del Hotel Costa Verde comienza con mi suegra, Concepción Delgado Arrojo, se quedó viuda con 50 años, 4 hijos y pocos recursos. Como mujer trabajadora e independiente decidió que no iba a depender de nadie para sacar a su familia adelante por lo que decidió vender su piso y alquiló un hostal en la Calle Libertad, ahorró durante unos años hasta que consiguió el dinero suficiente para comprarlo.
Unos años más tarde, en 1996, con el apoyo tanto personal como económico de uno de su hijo Luis y de su primo Gonzalo compraron el Hotel Costa Verde.
En 2003 ya estaban involucrados en el hotel casi todos los hermanos así que decidieron que sería buena idea comprar el local de abajo y montar una cafetería como ampliación.
Cuando Conchita cumplió 80 años decidió jubilarse y en lugar de dejar herencia repartió los negocios de manera independientemente a todos sus hijos, haciéndose así cargo cada uno de lo suyo. Yo, que ya estaba casada con su hijo Luis, me incorporé al negocio cuando se abrió el hotel.
Lo que más me ha gustado siempre de estar en el hotel es el trato con los clientes, mostrarles siempre una cara amable y alegre cuando llegan cansados del viaje y hacerles el checking más ameno. Siempre he sido una persona muy sociable así decidimos que esta sería mi misión.
En el 2019 empezamos a renovar el hotel y pese a que por la pandemia tuvimos que hacer un pequeño parón está casi todo renovado. Para nosotros es muy importante que el hotel se mantenga cuidado y al día. Pocos hoteles de nuestra categoría tienen un sistema informático y tecnológico tan actualizado como el nuestro, además estamos muy involucrados con el cuidado del medio ambiente y del turismo por ello nos han otorgado el sello de Calidad Turística y el sello Biosphere.
Queremos y esperamos que todo nuestro esfuerzo y trabajo se vea reflejado en las estancias y experiencias de nuestros clientes.